Académicos internacionales lanzaron duras críticas al BID
¿Es el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el organismo idóneo para apoyar a los países de América Latina en la actual crisis económica? ¿Es posible generar desarrollo, combatir la pobreza y la desigualdad a través de nuevos créditos del Banco multilateral? ¿Están dadas las condiciones en el continente para pensar en un escenario de “no pago” de la deuda externa?
Este y otros interrogantes fueron debatidos este miércoles 25 de marzo en el foro “Alternativas de Desarrollo”, evento con el que se inauguró la “Asamblea de los Pueblos”, iniciativa alterna a la 50º Asamblea Anual de Gobernadores del BID, que se llevará a cabo en Medellín entre el 27 y 30 de marzo.
Ante la presencia de por lo menos 800 representantes de movimientos sociales provenientes de toda América, reunidos en el auditorio del Pequeño Teatro, expertos académicos de Colombia, Bélgica y Estados Unidos plantearon serios cuestionamientos a las políticas económicas y sociales apalancadas con préstamos del BID, “muchas de las cuales han favorecido el desmantelamiento del aparato Estatal, la privatización de la prestación de servicios públicos y el deterioro de políticas ambientales y sociales en la región”, según lo advirtieron.
La estodoudinense Beverly keene, integrante del movimiento Jubileo Sur, fue quizás una de las más enfáticas en señalar que los préstamos del organismo multilateral no sólo no han impactado positivamente en el desarrollo de los pueblos latinoamericanos sino que en muchos casos ha dejado comprometidos los recursos públicos para el pago de una onerosa deuda externa.
“Y esa deuda la paga la gente, ¿Cómo? Con el recorte del presupuesto para inversión social, con reformas fiscales, muchas de ellas impuestas por el BID. Muchas veces la gente termina pagando un préstamo del que no se benefició ¿Por qué el pueblo argentino, por citar un ejemplo, tiene que pagar una deuda que suscribió una dictadura militar que asesinó, desapareció y coartó las libertades individuales? Y con todo y ello, el Banco no dejó de cobrar”, manifestó la activista norteamericana.
Daniel Libreros, profesor de la Universidad Nacional de Colombia, explicó en detalle cómo los créditos solicitados al BID en los últimos 10 años han afectado sensiblemente la inversión social en el país, principalmente en los entes territoriales más pobres.
De acuerdo con lo planteado por el docente, durante la última crisis financiera que vivió Colombia, en el año 1999, el gobierno de turno solicitó un desembolso al BID de 2.5 mil millones de dólares, dinero que no se invirtió en el financiamiento de obras o políticas sociales sino que fue destinado a la creación de un fondo “colchón” que sirviera para fortalecer el sector financiero en caso de una posible disminución de la inversión extranjera directa.
“En ese momento el Gobierno reformó el régimen de transferencias precisamente para pagar esa deuda. Eso significó una reducción de los dineros que el Estado le debía transferir a los departamentos para salud y educación. Ahora, este Gobierno salió a decir que pedirá un préstamo al BID por valor de 6 mil millones de pesos; entonces, ¿Se imagina el recorte de presupuesto para inversión social que se avecina?”, declaró Libreros.
Para el académico, el contexto económico actual, donde las economías mundiales están en periodos de recesión y el dólar no atraviesa su mejor momento, obliga a pensar en la posibilidad de declarar el no pago de la deuda externa; “pero decir eso en Colombia es una herejía, implica el riesgo de ser declarado pro-guerrillero”, añadió.
Cuestión de gerencia
De igual forma, la gestión del colombiano Luís Alberto Moreno, actual presidente del organismo multilateral, también fue blanco de duras críticas por parte de los académicos y activistas presentes en el foro.
La más fuerte de ellas la hizo Vince McElhinny, gerente de programas para América Latina del Bank Information Center (BIC), organización norteamericana que desde hace 20 años sirve de interlocutora de sus similares de los países en vías de desarrollo ante el Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales, a fin de promover la justicia social, económica y la sostenibilidad ecológica.
Los cuestionamiento de McElhinny hacen referencia a las inversiones que hizo el BID en bienes que los norteamericanos denominan “tóxicos” (valores respaldados por hipotecas), lo que le significó al organismo multilateral pérdidas por valor cercano a los 2.5 mil millones de dólares en los últimos 18 meses.
“Lo que debería explicar el señor Moreno es por qué el BID perdió 100 veces más dinero que otros bancos multilaterales, como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Asiático. A todas luces, es una mala gerencia la del señor Moreno. Lo único que maneja bien este presidente es la imagen del Banco”, señaló McElhinny.
El experto estadoudinense también recordó cómo en 1994 el BID recibió 40 mil millones de los países donantes con el compromiso de financiar programas que ayudaran a la superación de la pobreza. “Pero Latinoamérica sigue con los mismos niveles de pobreza. En esta Asamblea, el Banco va a solicitar fondos cercanos a los 100 mil millones de dólares para continuar desembolsando créditos. Eso es pedir más plata para hacer lo que no están haciendo”, expresó.
A su crítica se unió también su compatriota Beverly Keene, quien sostuvo que: “De seguro Moreno saldrá a decir con orgullo que el organismo que preside hizo una donación a Haití de cerca 50 mil millones de dólares. Lo que no va a decir es que mientras ese país atravesaba por una dura crisis política y social, que empobreció aún más esa nación, el BID no dejó nunca de cobrar. No creo que eso sea fomentar desarrollo”, sentenció Keene.
Agencia de Prensa IPC, Medellín, Colombia www.ipc.org.co
Este y otros interrogantes fueron debatidos este miércoles 25 de marzo en el foro “Alternativas de Desarrollo”, evento con el que se inauguró la “Asamblea de los Pueblos”, iniciativa alterna a la 50º Asamblea Anual de Gobernadores del BID, que se llevará a cabo en Medellín entre el 27 y 30 de marzo.
Ante la presencia de por lo menos 800 representantes de movimientos sociales provenientes de toda América, reunidos en el auditorio del Pequeño Teatro, expertos académicos de Colombia, Bélgica y Estados Unidos plantearon serios cuestionamientos a las políticas económicas y sociales apalancadas con préstamos del BID, “muchas de las cuales han favorecido el desmantelamiento del aparato Estatal, la privatización de la prestación de servicios públicos y el deterioro de políticas ambientales y sociales en la región”, según lo advirtieron.
La estodoudinense Beverly keene, integrante del movimiento Jubileo Sur, fue quizás una de las más enfáticas en señalar que los préstamos del organismo multilateral no sólo no han impactado positivamente en el desarrollo de los pueblos latinoamericanos sino que en muchos casos ha dejado comprometidos los recursos públicos para el pago de una onerosa deuda externa.
“Y esa deuda la paga la gente, ¿Cómo? Con el recorte del presupuesto para inversión social, con reformas fiscales, muchas de ellas impuestas por el BID. Muchas veces la gente termina pagando un préstamo del que no se benefició ¿Por qué el pueblo argentino, por citar un ejemplo, tiene que pagar una deuda que suscribió una dictadura militar que asesinó, desapareció y coartó las libertades individuales? Y con todo y ello, el Banco no dejó de cobrar”, manifestó la activista norteamericana.
Daniel Libreros, profesor de la Universidad Nacional de Colombia, explicó en detalle cómo los créditos solicitados al BID en los últimos 10 años han afectado sensiblemente la inversión social en el país, principalmente en los entes territoriales más pobres.
De acuerdo con lo planteado por el docente, durante la última crisis financiera que vivió Colombia, en el año 1999, el gobierno de turno solicitó un desembolso al BID de 2.5 mil millones de dólares, dinero que no se invirtió en el financiamiento de obras o políticas sociales sino que fue destinado a la creación de un fondo “colchón” que sirviera para fortalecer el sector financiero en caso de una posible disminución de la inversión extranjera directa.
“En ese momento el Gobierno reformó el régimen de transferencias precisamente para pagar esa deuda. Eso significó una reducción de los dineros que el Estado le debía transferir a los departamentos para salud y educación. Ahora, este Gobierno salió a decir que pedirá un préstamo al BID por valor de 6 mil millones de pesos; entonces, ¿Se imagina el recorte de presupuesto para inversión social que se avecina?”, declaró Libreros.
Para el académico, el contexto económico actual, donde las economías mundiales están en periodos de recesión y el dólar no atraviesa su mejor momento, obliga a pensar en la posibilidad de declarar el no pago de la deuda externa; “pero decir eso en Colombia es una herejía, implica el riesgo de ser declarado pro-guerrillero”, añadió.
Cuestión de gerencia
De igual forma, la gestión del colombiano Luís Alberto Moreno, actual presidente del organismo multilateral, también fue blanco de duras críticas por parte de los académicos y activistas presentes en el foro.
La más fuerte de ellas la hizo Vince McElhinny, gerente de programas para América Latina del Bank Information Center (BIC), organización norteamericana que desde hace 20 años sirve de interlocutora de sus similares de los países en vías de desarrollo ante el Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales, a fin de promover la justicia social, económica y la sostenibilidad ecológica.
Los cuestionamiento de McElhinny hacen referencia a las inversiones que hizo el BID en bienes que los norteamericanos denominan “tóxicos” (valores respaldados por hipotecas), lo que le significó al organismo multilateral pérdidas por valor cercano a los 2.5 mil millones de dólares en los últimos 18 meses.
“Lo que debería explicar el señor Moreno es por qué el BID perdió 100 veces más dinero que otros bancos multilaterales, como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Asiático. A todas luces, es una mala gerencia la del señor Moreno. Lo único que maneja bien este presidente es la imagen del Banco”, señaló McElhinny.
El experto estadoudinense también recordó cómo en 1994 el BID recibió 40 mil millones de los países donantes con el compromiso de financiar programas que ayudaran a la superación de la pobreza. “Pero Latinoamérica sigue con los mismos niveles de pobreza. En esta Asamblea, el Banco va a solicitar fondos cercanos a los 100 mil millones de dólares para continuar desembolsando créditos. Eso es pedir más plata para hacer lo que no están haciendo”, expresó.
A su crítica se unió también su compatriota Beverly Keene, quien sostuvo que: “De seguro Moreno saldrá a decir con orgullo que el organismo que preside hizo una donación a Haití de cerca 50 mil millones de dólares. Lo que no va a decir es que mientras ese país atravesaba por una dura crisis política y social, que empobreció aún más esa nación, el BID no dejó nunca de cobrar. No creo que eso sea fomentar desarrollo”, sentenció Keene.
Agencia de Prensa IPC, Medellín, Colombia www.ipc.org.co
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